Turismo Cultural de El salvador
El Salvador es un hermoso país con mucha belleza natural, cultural, material e inmaterial. Su nombre en lenguaje nativo es Cuscatlán, que significa “Tierra de Joyas”, joyas que los visitantes encuentran en nuestro país.
Su gente, paisajes, lagos, volcanes, playas, vida silvestre y cultura antigua, son solo parte de los elementos por los cuales El Salvador es Impresionante!
Invitamos a todos a descubrir todas las bellezas turísticas que tiene El Salvador, sus rutas designadas para facilitar el turismo y la experiencia mágica y cultural de nuestros “Pueblos Vivos”.
El turismo constituye uno de los mayores recursos para el desarrollo económico de El Salvador. A los excelentes atractivos naturales que posee el país, con playas paradisíacas, un clima tropical benigno y paisajes exuberantes, se une un importante patrimonio arqueológico y ecológico, con vestigios coloniales y precolombinos, además de reservas nacionales.
Sin embargo, en las últimas décadas, la biodiversidad y el equilibrio ecológico del país han sufrido el duro impacto del urbanismo, la contaminación y la polución; la creciente concentración de la población en las áreas urbanas ha llevado a un mayor aglutinamiento de la población en las regiones Sur y Sudoccidental del país (especialmente en el Área Metropolitana de San Salvador). Estas zonas constituyen un ecosistema frágil, ya que en ellas se canalizan y se alimentan los acuíferos del corredor sur del país, limitando la capacidad de abastecimiento de agua a partir de las fuentes subterráneas.
Las causas principales de la contaminación y polución ambiental en El Salvador son fundamentalmente el transporte, la industria, la quema de campos y la incineración de residuos sólidos (aproximadamente la mitad de la basura generada en el Área Metropolitana de San Salvador no se recicla). A esto hay que añadir que una gran mayoría de los hogares utiliza leña para cocinar.
Con todo, El Salvador todavía cuenta con un gran número de especies animales y vegetales respecto a otros países de su entorno. Sin embargo, el país no puede relajarse en la tarea de recuperación y conservación de las últimas áreas naturales, y proyectar crear, en cooperación con los países de la región, un corredor biológico que permita mantener poblaciones estables de las especies en peligro de extinción.
El Salvador presenta, además, un potencial de excepción en el ámbito del turismo cultural, con más de 2,000 lugares arqueológicos reconocidos, muestras de las culturas maya y olmeca, principalmente. Destacan por su importancia los restos arqueológicos de Las Pirámides de San Andrés, Joya de Cerén, Cihuatán, Quelepa, Tazumal y Tehuacán.
Si bien, el turismo es una actividad que se explotó poco durante las últimas dos décadas debido a la inestabilidad política de los tiempos de guerra civil, luego de los Acuerdos de Paz, firmados en 1992, hubo nuevas expectativas, aunque su desarrollo marchó a paso lento debido a la falta de infraestructura en las zonas rurales del país y a que el gobierno de turno estableció otras prioridades en su política económica, como la maquila.
Una cualidad del territorio es que la extensión es pequeña. A El Salvador se le conoce como "el país de los 40 minutos", debido a que desde la capital se accede en ese tiempo a distintos lugares turísticos: playas a lo largo del sur del territorio, montañas ubicadas al occidente norte y a los pueblos del interior.
Como en todos los pueblos del mundo El Salvador destaca la personalidad de los salvadoreños, tienen calidad humana, ya que se entregan por completo para complacer a sus visitantes.
Si bien, el turismo es una actividad que se explotó poco durante las últimas dos décadas debido a la inestabilidad política de los tiempos de guerra civil, luego de los Acuerdos de Paz, firmados en 1992, hubo nuevas expectativas, aunque su desarrollo marchó a paso lento debido a la falta de infraestructura en las zonas rurales del país y a que el gobierno de turno estableció otras prioridades en su política económica, como la maquila.
Una cualidad del territorio es que la extensión es pequeña. A El Salvador se le conoce como "el país de los 40 minutos", debido a que desde la capital se accede en ese tiempo a distintos lugares turísticos: playas a lo largo del sur del territorio, montañas ubicadas al occidente norte y a los pueblos del interior.
Como en todos los pueblos del mundo El Salvador destaca la personalidad de los salvadoreños, tienen calidad humana, ya que se entregan por completo para complacer a sus visitantes.
CULTURA ORIGINARIAS DE EL SALVADOR(LA CALABUIZA)
En las afueras de San Salvador, cada primero de noviembre el
municipio de Tonacatepeque escenifica coloridas y autóctonas facetas de
la mitología cuscatleca.
La tradición de “La Calabiuza” es única en el país. Esta festividad
remonta a una época de antaño que reúne creencias católicas, como la
celebración del día de los santos, con la costumbre de pedir una porción
de ayote en miel casa por casa, mezclada con la interpretación de
personajes legendarios y muy populares de El Salvador.
También encontrará múltiples actividades culturales como la narración
de cuentos y leyendas salvadoreñas, música en vivo como la marimba,
exposiciones fotográficas y de máscaras tradicionales elaboradas
artesanalmente, quema de pólvora y la repartición del ayote en miel para
todos los visitantes.
La pedigüeña del ayote
Según los lugareños, inicialmente las personas del pueblo tenían la
costumbre de preparar ayote en miel, un peculiar dulce típico
salvadoreño. Entonces, niños y niñas se daban cita para “la pedigüeña
del ayote” casa por casa y depositarlas en morros. Los infantes solían
vestirse de ángeles con velas encendidas en morros con agujeros,
llamando a este accesorio como “las calabiuzas”, que servían para
iluminar el camino.
En el recorrido, los participantes tenían que cantar el estribillo “Ángeles somos del cielo. Venimos pidiendo ayote para nuestro camino mino mino” acompañados de ritmos al son de tambores y pitos; luego les entregaban su porción de ayote en miel.
Se dice que algunos usaban máscaras, otros pintaban sus rostros o
salían descubiertos; quienes no tenían morro para iluminar se las
ingeniaban utilizando otros objetos esféricos con agujeros.
A la fecha no hay un dato exacto que indique desde cuándo se inició
con esta tradición pero se presume que comenzó en el siglo XVIII. Sin
embargo se tiene registrado que en la época del conflicto armado, la
práctica de esta costumbre disminuyó.
La mitología cuscatleca en las nuevas generaciones
En 1992 numerosos niños y jóvenes de Tonacatepeque organizaron una nueva forma de celebrar la pedigüeña del ayote.
Con el fin de rescatar la identidad cultural de nuestro país los
participantes desde entonces protagonizan a personajes mitológicos como
la Siguanaba, el Cipitío, el padre sin cabeza, el cadejo, el justo juez de la noche, el gritón de la noche, Shasca la virgen del agua y la infaltable carreta chillona donde se movilizan los jóvenes y otras representaciones fantasmales como Catrina,
una representante de los querubines de la “Santa Muerte”, quienes hacen
su recorrido desde el cementerio de Tonacatepeque al anochecer de cada
primero de noviembre.
Poco a poco esta tradición tomó fuerza. La Alcaldía Municipal se
encarga de incentivar a los participantes por medio de premiaciones a la
mejor carreta chillona y la mejor representación mitológica exigiendo
que las creaciones sean estrictamente elaboradas con material natural
(puesto que el industrial está descalificado) apostando por la mejor
creación.
Los jóvenes utilizan huesos de animal como cuernos de vaca, cabello,
cal, arena, piedra, morros, mecate, entre otros. Cada grupo participante
es muy celoso de guardar sus propuestas y por lo general son más de 30
personas que trabajan, por lo menos, con un mes de anticipación a la
fiesta de la Calabiuza, cada primero de noviembre.
Cabe destacar que esta fiesta pretende realzar la mitología
cuscatleca, por lo que sus lugareños insisten que no se le confunda con
otras como el Halloween ya que lo consideran inapropiado. A pesar de que
este sea una combinación de prácticas y creencias, los visitantes
disfrutan de estos coloridos e impresionantes desfiles protagonizados
por jóvenes que pretenden asustar y a la vez entretener a quien se cruza
en el camino al compás del tambor y pitos. Este recorrido concluye en
el parque central José María Villafañe.
Día del ayote en miel
Miles de trozos de ayote son artesanalmente preparados con la
tradicional miel de panela cada primero de noviembre. Esta repartición
es el culmen de la fiesta de La Calabiuza donde turistas
nacionales como extranjeros se dan cita para descubrir esta faceta tan
extraordinaria de las tradiciones salvadoreñas.
También podrá degustar de pupusas o las típicas “hojuelas”, un
bocadillo dulce que se prepara únicamente para el 2 de noviembre en
alusión al Día de los Difuntos. Esta es vendida por paquetes ya sea de tres porciones por $1.00 USD.
Podrá disfrutar de otra bebida salvadoreña conocida como el
tradicional “Ponche”, la cual está preparada a base de leche caliente y
que puede acompañarla de agua ardiente o cualquier otro licor desde
$1.00 USD.
Cómo llegar
De San Salvador podrá tomar la Carretera Panamericana en dirección a
Soyapango. Luego diríjase hacia San José Guayabal, en las cercanías de
San Martín. La entrada de acceso podrá hacerla en San José Guayabal o a
través de la Colonia Altavista de Soyapango.
Ruta de buses: 115 bus o ruta 88 desde el Parque San José, Centro de
San Salvador. También podrá abordar la ruta 190 desde San Martín. Costo
de pasaje desde $0.40 USD.
Más información
Alcaldía Municipal de Tonacatepeque: (503) 2325-8210
Casa de la Cultura de Tonacatepeque: (503) 2322-0302
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